El rol funcional del enojo
- Lic. Juan Antonio Martínez Aguilar. Director
- May 17, 2016
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Muchos consideran el enojo como una parte negativa de nuestro ser. Incluso llegan a creer que el enojo se hereda genéticamente. La realidad es que esta emoción tan satanizada es parte esencial del ser humano y es prácticamente imposible eliminarla. De tal modo, la opción aquí no es eliminar el enojo sino más bien aprender a expresarlo de manera adecuada.
La expresión del enojo se da a través de la conducta, misma que se adquiere de manera social; esto quiere decir que si tú eres enojón o enojona y crees que tus papás te lo heredaron genéticamente estas en un error. Sin embargo, sí existe una herencia, pero de manera cultural, social y psicológica, esto quiere decir que observaste, escuchaste, básicamente aprendiste a desarrollar un comportamiento negativo porque en tu centro de convivencia se presentaba constantemente.
Ahora que no puedes responsabilizar al ADN ENOJÓN, posiblemente empieces a culpar a la educación que te dieron y si así lo haces también estas en un error. Tú y solo tú eres responsable de tus pensamientos, emociones y conductas.
Lo primero que tienes que hacer para CONTROLAR y expresar de manera ADECUADA tu enojo es identificar esas situaciones o personas que te tensan; posteriormente deberás hacer un análisis de las ventajas y desventajas que tiene enojarte por esa situación y finalmente, tienes la obligación de ser congruente. Esto quiere decir, que debes enojarte con la intensidad adecuada a la situación que ha causado esta emoción.
El enojo nos ayuda a liberar tensión siempre y cuando lo expresemos y no nos lo guardemos para atacar posteriormente. Nos ayuda a defender lo que consideramos nuestro o bien como una válvula natural del organismo cuando estamos inmersos es situaciones complicadas. Expresar el enojo de manera adecuada nos ayuda a prevenir enfermedades, tales como hipertensión, diabetes, migraña, colitis, gastritis y todas aquellas enfermedades llamadas PSICOSOMÁTICAS.
Bien lo decía Aristóteles “cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo”.
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